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[post_date] => 2024-04-12 10:28:04
[post_date_gmt] => 2024-04-12 08:28:04
[post_content] => [vc_row][vc_column][vc_column_text]Desastres naturales, derretimiento de los glaciares, aumento del nivel del mar… los efectos nocivos del calentamiento global y de la crisis ecológica provocan un gran impacto, no solo en el planeta, sino también en la vida de la población general. La incertidumbre, la impotencia y la frustración relacionadas con el cambio climático son sentimientos que comienzan a surgir en la sociedad, al tiempo que nacen nuevos términos, como ecoansiedad o sostalgia. ¿Qué consecuencias traerá la crisis climática a nuestra salud mental? ¿Cómo afecta al estado de ánimo una perspectiva desfavorable del futuro? [/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image="123969" img_size="full" add_caption="yes" alignment="center"][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]El bienestar psicológico de las personas puede verse afectado por el cambio climático, ya que el hecho de vivir desastres naturales (huracanes, inundaciones, olas de calor, escasez de agua o inseguridad alimentaria), puede provocar trastornos como el estrés postraumático. Pero no es necesario sufrir directamente estos graves sucesos para que la salud mental se vea afectada: ser conscientes de las consecuencias inminentes de la crisis medioambiental también puede afectar a nuestro bienestar, especialmente al de las personas más jóvenes.
La Dra. Belén González Callado, psiquiatra de la sanidad pública, copresidenta de la Asociación Madrileña de Salud Mental y actual directora del Comisionado para la Salud Mental del Ministerio de Sanidad, explica que “un evento de esta magnitud”, como la crisis climática, “necesariamente va a afectar a la salud mental de la población”, porque va a obligarnos, como sociedad, a diseñar nuevas formas de pensar y de hacer.
La psiquiatra señala que la crisis climática empieza a conformarse como un nuevo determinante social de la salud mental, en el mismo sentido que lo son las condiciones de vivienda, los desahucios, el desempleo, la precariedad laboral, la pobreza, el racismo o la transfobia. Frente a esto, González Callado opina que “es importante que en este proceso de observación no perdamos de vista que el origen del malestar no es un trastorno, sino una reacción congruente con las dimensiones del problema. Contemplar el final de la civilización tal y como la conocemos, ser conscientes que ha tenido que ver con nuestra acción humana, y sentir que no se está haciendo lo suficiente para paliar el problema, puede dar lugar a un estado emocional de mucho malestar. De cómo reaccionemos ante ese escenario va a depender que ese malestar se reconducible y productivo”.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
“El origen del malestar no es un trastorno, sino una reacción congruente con las dimensiones del problema”
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_single_image image="123972" img_size="full" add_caption="yes" alignment="center"][vc_column_text]¿Cómo puede afectar a nuestra salud mental?
Existe un gran contraste en las consecuencias que sufren las distintas regiones del planeta. En el caso de los países en desarrollo, la crisis climática está generando desastres naturales sin precedentes (sequías, inundaciones, incendios) que desembocan en crisis sociales de enormes proporciones, como hambrunas y migraciones masivas. “No creo que sea necesario explicitar el sufrimiento psíquico que generan estos eventos”, señala González Callado.
En el caso de países como España, la psiquiatra explica con un ejemplo cómo puede afectar a parte de la población: “Las personas que no dispongan de aire acondicionado en verano o de casas acondicionadas para las olas de calor, lo van a pasar realmente mal con lo que nos viene. Es lógico que a esas personas, que precisamente también son las que están más expuestas al resto de determinantes sociales de la salud mental, tengan un estado de angustia y de temor al futuro, posiblemente con desesperanza, sumado a un estado de insomnio y bajo rendimiento si es que no pueden descansar por la noche precisamente por las olas de calor”.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="2/3"][vc_single_image image="123991" img_size="full" add_caption="yes"][/vc_column][vc_column width="1/3"][vc_column_text]El calentamiento global ha demostrado ser, de hecho, un factor correlacionado con el aumento de la tasa de agresividad y violencia. Además, un estudio encontró que el aumento de 1 ºC se asocia con un incremento de un 1% de la tasa de suicidios[1].
En España, el 90,1% de la población afirma que el cambio climático puede afectar “mucho” o “bastante” a las generaciones futuras y a países pobres, según un estudio de Ideara Investigación. Otra investigación a nivel mundial, basada en una muestra de 10.000 jóvenes entre 16 a 25 años, demostró que aproximadamente el 60% se siente muy o extremadamente preocupada/o por el cambio climático; más del 45% afirmó que la crisis climática afectó negativamente sus vidas; más del 50% reportó sentimientos de tristeza, miedo, impotencia, enfado y culpa; y el 77% afirmó que el futuro era atemorizante[1].[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/2"][vc_column_text]Ecoansiedad y sostalgia: nuevos términos ante una nueva realidad
La American Psychology Association define la ecoansiedad como “el temor crónico a sufrir un cataclismo ambiental que se produce al observar el impacto aparentemente irrevocable del cambio climático y la preocupación asociada por el futuro de uno mismo y de las próximas generaciones”. “Yo a esto lo llamo juicio de realidad ajustado, no enfermedad ni trastorno”, opina la copresidenta de la Asociación Madrileña de Salud Mental. “Se habla de que es una reacción ‘excesiva’ frente a esta situación. Mi pregunta es cómo se mide lo ‘excesivo’ en esta cuestión. ¿Cuál es la preocupación adecuada, la preocupación sana, frente a la mayor crisis de la humanidad? Y, por otra parte, ¿lo va a decidir la psiquiatría? No creo que tengamos ningún papel en esto, y en todo caso, tenemos más que perder que que ganar, si permitimos que se medicalice este fenómeno”, añade.
Para evaluar los niveles de ansiedad ante el cambio climático que experimentan los y las adolescentes en España, la Universidad Pontifica de Comillas llevó a cabo un estudio[2], cuyos resultados mostraron que la ecoansiedad es mayor en las personas que llevan a cabo conductas en favor del medio ambiente. Es decir, a mayor nivel de compromiso con el medio ambiente, más elevado es el nivel de ecoansiedad.
La solastalgia, por su parte, es el sufrimiento ligado a la transformación y degradación del propio ambiente. Es un fenómeno social en el que una comunidad experimenta un grado elevado de angustia y tristeza ante la pérdida de recursos naturales. Se trata de una reacción ante una pérdida; en este caso, una pérdida natural. “Tenemos que empezar a considerar ‘sanas’ las reacciones de duelo y tristeza frente a las pérdidas naturales que estamos experimentando, porque la indiferencia ante ellas, o una posición más cínica, nos conducen a la pasividad ante la emergencia climática. Sentimos tristeza cuando perdemos algo que tiene importancia en nuestras vidas, algo que consideramos valioso. Esto nos moviliza a proteger y cuidar aquello que queremos y a hacer lo posible por frenar su pérdida”, defiende González Callado.
¿Qué podemos hacer?
Según la ONU, es necesario tomar medidas urgentes para abordar la emergencia climática con el fin de salvar vidas y medios de subsistencia. De hecho, entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), propuestos por las Naciones Unidas dentro de la Agenda 2030, se encuentra el Objetivo 13: ‘Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos’.[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width="1/2"][vc_single_image image="123990" img_size="full"][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
“La preocupación por la crisis climática no es una enfermedad ni un trastorno, y no se puede esconder bajo la alfombra de la psiquiatría”
[/vc_column_text][vc_column_text]Belén González coincide en que la solución al impacto en la salud mental pasa por generar soluciones que palíen los efectos de esta crisis. “Hay que decir claro que la preocupación por la crisis climática no es una enfermedad ni un trastorno, y que no se puede esconder bajo la alfombra de la psiquiatría”. Señala que, a pesar de que las profesiones relacionadas con la salud mental tendrán una responsabilidad importante en el afrontamiento de esta situación, “a lo largo de la historia, la psiquiatría ha pecado de un exceso de confianza en sí misma para solucionar problemas que no le concernían. El resultado ha sido la psiquiatrización, psicologización y medicalización de la población, con consumos de psicofármacos descontrolados”.
Según la psiquiatra, cuando “medicalizamos una reacción emocional provocada por una situación social, borramos la causa que genera ese malestar, e incapacitamos a la persona en cierta manera para afrontarla”. Cuando se trata de problemas sociales colectivos, “el mensaje que mandamos es que la población está enferma, o está enfermando, no que estamos en una situación que nos hace sufrir a todas, que es un sufrimiento proporcionado y legítimo, y que hay que actuar sobre lo que causa ese sufrimiento”.
Por tanto, González Callado propone que las medidas que se deben tomar contra la angustia generada por la crisis climática tienen que ver con la crisis climática, no con la salud mental: “Para evitar la sensación de desesperanza y depresión frente al futuro necesitamos gobiernos que actúen de forma contundente para paliar los efectos de la crisis a nivel cotidiano. Las acciones colectivas y el sentirse protegido por las instituciones democráticas son un ansiolítico enormemente eficaz”. La psiquiatra lo compara con situaciones como los desahucios, las luchas por condiciones dignas de trabajo, la violencia de género, y concluye: “Todos son problemas que conducen a que las personas puedan presentar un grado importante de sufrimiento psíquico, pero frente a los cuales un antidepresivo poco puede hacer, y sin embargo la lucha por los derechos es mucho más eficaz”.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row css=".vc_custom_1712910221147{background-color: #e5e5e5 !important;}"][vc_column][vc_single_image image="123994" img_size="full"][vc_column_text]DATOS DE LA ONU
• 2019 fue el segundo año más caluroso de todos los tiempos y marcó el final de la década más calurosa (2010-2019) que se haya registrado jamás.
• Los niveles de dióxido de carbono (CO2) y de otros gases de efecto invernadero en la atmósfera aumentaron hasta niveles récord en ese mismo año.
• El cambio climático está afectando a todos los países de todos los continentes. Está alterando las economías nacionales y afectando a distintas vidas. Los sistemas meteorológicos están cambiando, los niveles del mar están subiendo y los fenómenos meteorológicos son cada vez más extremos.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_separator][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text][1] Rodriguez Quiroga, A; et al. "Cambio climático, sostenibilidad y salud mental: revisión y estrategias para su abordaje". Revista Subjetividad y Procesos Cognitivos Vol. 26, Nro. 1 (Enero-Junio, 2022).
[2] Sanandrés Pérez-Loizaga, M. ‘Ansiedad ante el Cambio Climático en Adolescentes: Evaluación y Variables Predictoras’. Universidad Pontificia de Comillas, Facultad de Ciencias Humanas y Sociales. 2021/2022.
Reportaje publicado en el nº 2 de la Revista Encuentro, 2023.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width="1/4"][vc_btn title="VOLVER A NOTICIAS" style="gradient-custom" gradient_custom_color_1="#ffffff" gradient_custom_color_2="#ffffff" gradient_text_color="#005b50" shape="square" align="center" i_icon_fontawesome="fa fa-chevron-circle-left" add_icon="true" link="url:%2Fnoticias%2F|title:NOTICIAS||"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][vc_column width="1/4"][/vc_column][/vc_row]
[post_title] => Crisis climática: el nuevo desafío para la salud mental
[post_excerpt] => Reportaje sobre las consecuencias para la salud mental del cambio climático y la crisis ecológica mundial. Publicado en el nº 2 de la Revista Encuentro de 2023.
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Climate crisis: the new challenge for mental health
Report on the mental health consequences of climate change and the global ecological crisis. Published in No. 2 of Encuentro Magazine in 2023.
Natural disasters, melting glaciers, rising sea levels… the harmful effects of global warming and the ecological crisis have a great impact, not only on the planet, but also on the lives of the general population. Uncertainty, helplessness and frustration related to climate change are feelings that are beginning to emerge in society, while new terms are being born, such as eco-anxiety or sostalgia. What consequences will the climate crisis have on our mental health? How does an unfavorable outlook for the future affect mood?
People’s psychological well-being can be affected by climate change, since experiencing natural disasters (hurricanes, floods, heat waves, water shortages or food insecurity) can cause disorders such as post-traumatic stress. But it is not necessary to directly suffer these serious events for mental health to be affected: being aware of the imminent consequences of the environmental crisis can also affect our well-being, especially that of younger people.
The Dr. Belén González Calladopublic health psychiatrist, co-president of the Madrid Mental Health Association and current director of the Commissioner for Mental Health of the Ministry of Health, explains that “an event of this magnitude«, like the climate crisis, «It will necessarily affect the mental health of the population”, because it will force us, as a society, to design new ways of thinking and doing.
The psychiatrist points out that The climate crisis is beginning to take shape as a new social determinant of mental health, in the same sense as housing conditions, evictions, unemployment, job insecurity, poverty, racism or transphobia.. Faced with this, González Callado believes that “It is important that in this observation process we do not lose sight of the fact that the origin of the discomfort is not a disorder, but rather a reaction consistent with the dimensions of the problem. Contemplating the end of civilization as we know it, being aware that it has had to do with our human action, and feeling that not enough is being done to alleviate the problem, can lead to an emotional state of great discomfort. How we react to this scenario will depend on whether this discomfort is reducible and productive.”.
“The origin of the discomfort is not a disorder, but a reaction consistent with the dimensions of the problem”
How can it affect our mental health?
There is a great contrast in the consequences suffered by different regions of the planet. In the case of developing countries, the climate crisis is generating unprecedented natural disasters (droughts, floods, fires) that lead to social crises of enormous proportions, such as famines and mass migrations. “I do not think it is necessary to explain the psychological suffering that these events generate.”says González Callado.
In the case of countries like Spain, the psychiatrist explains with an example how it can affect a part of the population: “People who do not have air conditioning in summer or houses conditioned for heat waves are going to have a really bad time with what is coming to us. It is logical that these people, who are precisely also the ones who are most exposed to the rest of social determinants of mental healthThey have a state of anguish and fear of the future, possibly with hopelessness, added to a state of insomnia and poor performance if they cannot rest at night precisely because of the heat waves.”.
Global warming has proven to be, in fact, a factor correlated with the increase in the rate of aggression and violence. Additionally, one study found that a 1°C rise is associated with a 1% increase in the suicide rate.[1].
In Spain, 90.1% of the population affirms that climate change can affect future generations and poor countries “a lot” or “quite a bit,” according to a study by Ideara Research. Another worldwide investigation, based on a sample of 10,000 young people between 16 and 25 years old, showed that approximately 60% feel very or extremely concerned about climate change; more than 45% said the climate crisis negatively affected their lives; more than 50% reported feelings of sadness, fear, helplessness, anger and guilt; and 77% said the future was scary[1].
Ecoanxiety and sostalgia: new terms in the face of a new reality
The American Psychological Association defines ecoanxiety as “the chronic fear of suffering an environmental cataclysm that occurs when observing the seemingly irrevocable impact of climate change and the associated concern for the future of oneself and future generations.”. “I call this an adjusted reality judgment, not a disease or disorder.”, says the co-president of the Madrid Mental Health Association. “There is talk that it is an ‘excessive’ reaction to this situation. My question is how ‘excessive’ is measured in this matter. What is the appropriate concern, the healthy concern, in the face of humanity’s greatest crisis? And, on the other hand, is psychiatry going to decide? I don’t think we have any role in this, and if anything, we have more to lose than gain, if we allow this phenomenon to become medicalized.«, Add.
To evaluate the levels of anxiety about climate change experienced by adolescents in Spain, the Pontifical University of Comillas carried out a study[2], whose results showed that ecoanxiety is greater in people who carry out behaviors in favor of the environment. That is, the higher the level of commitment to the environment, the higher the level of ecoanxiety.
Solastalgia, for its part, is the suffering linked to the transformation and degradation of one’s environment. It is a social phenomenon in which a community experiences a high degree of anguish and sadness due to the loss of natural resources. It is a reaction to a loss; in this case, a natural loss. “We have to start considering the reactions of grief and sadness to the natural losses we are experiencing as ‘healthy’, because indifference to them, or a more cynical position, leads us to passivity in the face of the climate emergency. We feel sadness when we lose something that is important in our lives, something that we consider valuable. «This is why we mobilize to protect and care for what we want and to do everything possible to stop its loss,» González Callado defends.
What can we do?
According to the UN, urgent action is needed to address the climate emergency in order to save lives and livelihoods. In fact, among the Sustainable Development Goals (SDGs), proposed by the United Nations within the 2030 Agenda, is Goal 13: ‘Adopt urgent measures to combat climate change and its effects’.
“Concern about the climate crisis is neither a disease nor a disorder, and cannot be swept under the rug of psychiatry”
Belén González agrees that the solution to the impact on mental health is to generate solutions that alleviate the effects of this crisis. “It must be said clearly that concern about the climate crisis is not a disease or a disorder, and that it cannot be hidden under the rug of psychiatry.” He points out that, although the professions related to mental health will have an important responsibility in addressing this situation, “throughout history, psychiatry has been overconfident in solving problems that it does not. They would worry you. The result has been the psychiatrization, psychologization and medicalization of the population, with uncontrolled consumption of psychotropic drugs.”
According to the psychiatrist, when “We medicalize an emotional reaction caused by a social situation, we erase the cause that generates that discomfort, and we incapacitate the person in a certain way to cope with it.”. When it comes to collective social problems, “the message we send is that the population is sick, or is getting sick, not that we are in a situation that makes us all suffer, that it is a proportionate and legitimate suffering, and that we must act.” about what causes that suffering.”
Therefore, González Callado proposes that the measures that should be taken against the anguish generated by the climate crisis have to do with the climate crisis, not with mental health: “To avoid the feeling of hopelessness and depression in the face of the future, we need governments that act forcefully to alleviate the effects of the crisis on a daily level. Collective actions and feeling protected by democratic institutions are an extremely effective anxiolytic.” The psychiatrist compares it with situations such as evictions, struggles for decent working conditions, gender violence, and concludes: “They are all problems that lead to people presenting a significant degree of psychological suffering, but in the face of which An antidepressant can do little, and yet the fight for rights is much more effective.”
UN DATA
• 2019 was the second-hottest year of all time and marked the end of the hottest decade (2010-2019) ever recorded.
• Levels of carbon dioxide (CO2) and other greenhouse gases in the atmosphere will rise to record levels that same year.
• Climate change is affecting all countries on all continents. It is disrupting national economies and affecting different lives. Weather systems are changing, sea levels are rising and weather events are becoming more extreme.